jueves, 9 de enero de 2014

RECIÉN NACIDO DE MADRE DIABETICA

El control con éxito de la diabetes por el empleo de la insulina ha conducido a un incremento de mujeres diabéticas que dan a luz. Sus hijos y los hijos de las mujeres que más tarde desarrollan diabetes, comparten ciertas características morfológicas entre las que se incluyen el peso elevado, la macrosomía y el riesgo de alta morbilidad. Las madres diabéticas tienen una alta incidencia de polihidramnios y la mortalidad fetal es 10 veces mayor que en la de los fetos no diabéticos. Esta es alta en todas las edade

s gestacionales, pero especialmente después de las 32 semanas. El deterioro fetal durante el embarazo se produce sobre todo cuando no existe control  materno de la diabetes y especialmente si la embarazada hace cetoacidosís. Las madres diabéticas procrean niños con un exceso de peso al nacimiento a las 37- 40 semanas de gestación. La tasa de mortalidad neonatal es cinco veces mayor que la de los hijos de madres no diabéticas siendo alta en todas las edades gestacionales.

FISIOPATOLÓGIA
Las manifestaciones clínicas no pueden explicarse por un solo factor fisiopatológico o bioquímico. La secuencia patológica probable es que la hiperglucemia materna da lugar a hiperglucemia fetal y la respuesta pancreática del feto a la hiperinsulinemia. La hiperglucemia e hiperinsulinemia fetal producen un incremento de la tasa de glucosa hepática y de la síntesis de glucógeno, aumento de la lipogénesis y aumento de la síntesis proteica. En relación con los hallazgos patológicos se encuentran la hipertrofia e hiperplasia de los islotes pancreáticos con un incremento desproporcionado del número de células beta. Además de aumento del peso de la placenta y de los órganos del niño excepto el cerebro, hipertrofia miocárdica, incremento de citoplasma de las células hepáticas y hematopoyesis extramedular. La brusca separación de la placenta en el momento del parto interrumpe el aporte de glucosa al neonato son que se acompañe de un efecto proporcional en el hiperinsulinismo con lo cual se produce hipoglucemia y se atenúa la glicolisis en las primeras horas de vida.
Se ha documentado hiperinsulinemia en los niños de madre diabética gestacional y también en los hijos de madres diabéticas insulinodependientes sin anticuerpos antiinsulina. Este último grupo también tiene unos niveles de insulina plasmáticos en ayuno significativamente más altos que los recién nacidos normales a pesar de tener glucemias similares; responden con una elevación rápida de la insulina plasmática y asimilan la sobrecarga de glucosa más rápidamente.
Después de la administración de arginina, tienen también una respuesta insulínica mayor y las tasas de desaparición de la glucosa están elevadas en relación a la de los niños normales. En contraste, las tasas de utilización de glucosa en ayunas están disminuidas. Probablemente un reflejo de hiperinsulinemia es también los bajos niveles de ácidos grasos libres que se encuentran en estos niños hijos de madres insulinodependientes. Con un control diabético prenatal adecuado, la incidencia de macrosomía disminuye.
Aunque el hiperinsulinismo es probablemente la principal causa de hipoglicemia pueden contribuir también otros factores como la respuesta disminuida a la epinefrina y el glucagón. Los niveles de cortisol y de hormona de crecimiento son normales.

MANIFESTACIONES CLINICAS
Figura: aspecto macrosómico y pletórico de un hijo de madre diabética.
El niño nació a las 38 semanas de edad gestacional pero pesó 9 libras
y 11 onzas (4408 gramos). Aparte de su aspecto sólo presentó un 
distress respiratorio leve.
Los hijos de madres con diabetes gestacional o madre diabética con frecuencia se aparecen de forma sorprendente (Figura). Tienden a ser grandes y de aspecto obeso debido al incremento de la grasa corporal y el agrandamiento visceral con edema y aspecto pletórico de la cara semejante a aquellos pacientes que han recibido terapia con corticoides. Sin embrago, también pueden ser de peso normal o bajo, particularmente si han nacido antes de termino o si la diabetes materna esta complicada con enfermedad vascular.
Los niños tienden a ser hiperexcitables y temblorosos durante los primeros tres días de vida, aunque también pueden presentar hipotonía, letargia y debilidad en la succión. Pueden presentar cualquiera de las variadas manifestaciones de la glucemia. La aparición precoz de estos signos lo más probable es que se deba a la hipoglucemia y posteriormente a hipocalcemia; estas dos alteraciones pueden aparecer simultáneamente. La asfixia perinatal o la hiperbilirrubinemia producen también signos similares. Más raramente, la hipocalcemia se acompaña de hipomagnesemia.
Aproximadamente el 75% de los hijos de madre diabética y el 25% de los hijos de madres con diabetes gestacional desarrollan hipoglucemia (x< 30 mg/dl de glucemia), pero solo un pequeño porcentaje de estos niños son sintomáticos. La probabilidad de que aparezca hipoglucemia esta en relación con los niveles de glucosa en cordón y con los de la madre en ayuno. Generalmente el nadir de la concentración de glucosa sanguínea del niño se alcanza entre una y tres horas, produciéndose una recuperación espontanea a partir de las cuatro a seis horas.
Muchos niños de madres diabéticas tienen taquipnea en los primeros cinco días de vida. Este signo puede ser la manifestación de la hipoglucemia, hipotermia, policitemia, fallo cardiaco o edema cerebral secundario a trauma o asfixia. Hay una mayor incidencia de enfermedad de la membrana hialina entre los hijos de madre diabética con respecto a los niños normales de igual edad gestacional. Posiblemente esto se deba al efecto antagónico que sobre la síntesis de surfactante tiene el cortisol y la insulina. Es frecuente la cardiomegalia (30%) y en 5-10% de los niños puede haber insuficiencia cardiaca. Puede existir también hipertrofia septal  asimétrica que se manifiesta como una estenosis hipertrófica subaórtica idiopática. El desarrollo neurológico y los centros de osificación tienden a ser inmaduros y relacionados con el tamaño del cerebro (que no está aumentado) y con la edad gestacional más que con el peso corporal total. Hay también un aumento de la incidencia de hiperbilirrubinemia, policitemia y trombosis venosa renal; esta última debe sospecharse cuando se palpen  masas renales aumentadas y exista hematuria y trombocitopenia. La incidencia de anomalías congénitas es tres veces mayor en los hijos de madre diabética, de las cuales las cardiacas y esqueléticas son las más comunes. Estos niños también pueden presentar distención abdominal debido a un retraso en el tránsito intestinal producido por un colon izquierdo hipoplásico.

PRONOSTICO
La incidencia posterior de diabetes mellitus en los hijos de madre diabética varía entre el 1 y el 7%. El desarrollo físico es normal, pero los niños macrosómicos tienen tendencia a desarrollar obesidad en la infancia, que se prolonga hasta la vida adulta. No hay acuerdo unánime sobre si estos niños tienen un mayor riesgo de padecer alteraciones de tipo intelectual no relacionadas con la hipoglucemia; probablemente la hipoglucemia sintomática incrementa este riesgo.

TRATAMIENTO
El tratamiento de estos niños debe iniciarse antes del nacimiento mediante el control prenatal de la mujer embarazada que presenta una diabetes gestacional manifiesta. Hay que evaluar la madurez fetal, y planificar el parto en hospitales donde exista un cuidado obstétrico y pediátrico adecuado. Todos los hijos de madre diabética, independientemente de su tamaño deben recibir observación y cuidado intensivo. En los niños asintomáticos hay que realizar una determinación de glucosa sanguínea dentro de la primera hora de vida y cada hora en las próximas seis a ocho horas; si el niño esta clínicamente bien y es normoglucémico debe iniciarse alimentación con agua estéril o suero glucosado al 5% seguida de formula. La alimentación debe comenzarse a las dos o tres horas de edad con sonda o por vía oral y continuarse a intervalos de dos horas. Si existe algún problema en la tolerancia digestiva debe suspenderse esta y administrar una infusión periférica de glucosa intravenosa a un ritmo de 4 – 8 mg/kg/minuto. Los niveles de glucosa por debajo de 30 mg/dl se deben tratar, incluso en los niños asintomáticos, con infusión intravenosa de glucosa en cantidad suficiente para que los niveles sanguíneos asciendan por encima de esta cifra. La inyección de bolos de glucosa hipertónica debe ser evitada excepto para tratar las convulsiones hipoglucémicas, ya que pueden causar hiperinsulinemia produciendo un rebote de la hipoglucemia. Se ha propuesto la inyección intramuscular de glucagón (300 mcgr/kg), pero el valor de esta medida terapéutica no está todavía establecida.

Nelson Tratado de Pediatria
Vol. I, 12ª Edicion
pag. 411, 412
R.E. Behrman y V.C. Vaughan
Editorial Interamericana

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