miércoles, 2 de noviembre de 2011

Los mecanismos de defensa

La primera linea de defensa, no solamente ante una perdida, sino ante cualquier problema que tiene la virtud de sacudir nuestra realidad, viene del propio cerebro. Es muy importante entender esta reacción por que tiene que ver con el proceso para superar la perdida, con la forma en que nos protegemos a nosotros mismos de una realidad dolorosa, con saber que muchos de nuestros pensamientos y acciones, en un momento critico, pueden no ser todo lo racionales y convenientes que deberían ser.

Y es que ante una perdida mayor, o un problema cuya dimensión nos rebasa, la mente parece tener voluntad propia  Ese campo  todavía enigmatico que es el subconsciente posee sus recursos para hacer que el consciente actué de determinada manera, incluso en forma que pareciera irracional. Así, cuando la realidad es difícil, o atemorizadora, o totalmente contraria a nuestros deseos, entra en acción uno o varios de los mecanismos de defensa, que actúan como un verdadero escudo ante eso que no podemos soportar.

¿Que es lo primero que se dice cuando recibes una mala noticia? "Esto no puede estar pasando", "no lo creo", "debe haber un error". ¿Que haces a veces cuando tienes que enfrentar a una situación que te provoca angustia? Te duermes, te desmayas, tu cerebro se queda en blanco. ¿Que pasa cuando necesitas aceptar o afrontar algo que te molesta o te duele, como la infidelidad de tu pareja, el desastre económico, la posible perdida de algo que amas? Le das la espalda y actúas como si el problema no existiera.

Desde luego hay grados. Mientras mas bajo sea tu umbral de resistencia a los problemas y a la frustración, mas alta sera tu tendencia a utilizar mecanismos de defensa. Pero, al separarte de la realidad, estos mecanismo pueden ponerte en peligro real, o bien impedir que afrontes la situación y la resuelvas, y son un obstáculo efectivo contra tu avance y superación. Son primitivos e instintivos, pero no son racionales, y en ocasiones pueden hacer mas daño que bien.

Estos procesos han sido bien identificados por los psicólogos. Aunque pueden actuar en forma combinada, los mas comunes son:

Negación

Es no querer creer cuando te encuentras de que algo malo sucedió. Es mas fácil negar que haya ocurrido algo que te afecte tanto, que aceptar que es así y que tienes que enfrentarlo. Y hay gente que después de la primera reacción, en vez de aceptarlo sigue negandolo aunque todas las evidencias le demuestren lo contrario.

Hay otra forma de negación ademas del "no puede ser". o "no es cierto", o "no lo creo", y es el "a mi no me pasa", que consiste en negar que algo horrible pueda pasarnos a nosotros. Las tragedias y los accidentes son algo lejano... hasta que nos descuidamos y suceden.

Evasión

Evasión significa escape. Cuando algo no te gusta, tu cerebro puede entrar en acción y hacer que simplemente te separes mentalmente del asunto.

El shock es un mecanismo de evasión extremos; entras en un estado de obnubilación total, y te aíslas de la realidad. Mucha gente a la que se le acaba de morir alguien muy querido, tiene la mirada perdida, y esta como ida. Ha entrado en shock, y de esa manera no tiene que afrontar lo que esta pasando, cuando menos por unos momentos.

Otro mecanismo extremo son los desmayos. Hay gente que pierde el conocimiento ante una situación tremenda. Y por supuesto, abusar del alcohol o de las drogas para escapar de la realidad es un mecanismo de evasión que puede resultar mortal o, cuando menos, situarte en medio del infierno. Y para escapar de ese infierno, sigues tomando o drogando, con lo cual caes en un circulo vicioso del cual es cada vez mas difícil salir.

Claro que hay mecanismo de evasión mas sencillos. Por ejemplo, la gente que esta muy deprimida tiende a dormir mucho tiempo, es decir, se evade para no pensar en sus problemas. Y otro: ponerte a hacer otra cosa cuando tienes que realizar algo que odias, postergando el momento de cumplir con tu enojoso deber.

Finalmente, esta la fuga: el salirte de un lugar o levantarte de una mesa donde se esta dando una situación que te afecta demasiado. Llevando mas allá, hay gente que cambia de país o de ciudad cuando la asaltan, o cuando tiene alguna mala experiencia, en una verdadera fuga geográfica.

Distorsión

Es disfrazar una realidad difícil. El complejo de grandeza que enmascara a un problema de inferioridad es una forma. Otra, cuando te enamoras de alguien que a todas luces no te conviene, y todo mundo puede verlo menos tu, que justificas sus errores y piensas que con el tiempo va a cambiar. Es negarle a los problemas la importancia que realmente tienen para demostrar a otros, pero en especial a ti mismo, o a ti misma, que no existe conflicto o que este no es tan grave como parece.

Agresión

Este es el mecanismo del que tiene miedo. Es la pareja que te grita cuando le dices que quieres terminar. Es el hombre que te tira un derechazo cuando se siente acorralado en una discusión. Es el jefe que te reprime o te despide por que tiene miedo de que tomes tus propias decisiones y le quites el puesto. Es toda aquella gente que se porta agresiva porque no sabe que hacer para resolver un conflicto que la rebasa.

No me importa

Este mecanismo de defensa es mas consciente. Es auto convencerte de que algo que te hace daño en realidad no te lastima, porque lo cierto es que no eres capaz de afrontar la situación y manejar tu propio dolor.

El problema de negar que algo te importa, cuando en realidad te importa te va frustrando e invadiendo otros aspectos de tu vida, hasta que tu autoestima se resiente, la amargura se vuelve un rasgo de tu carácter, y dejas de luchar por lo que quieres.

martes, 1 de noviembre de 2011

Cinco hechos acerca de la pérdida

  1. Es inviable.
  2. Es la experiencia emocional mas dolorosa que puede sufrir un ser humano.
  3. Tiene el poder para romper nuestra sensación de seguridad.
  4. Constituye, sin embargo, una enseñanza, una especie de prueba que nos hace mas fuertes.
  5. No importa cuan grave sea la perdida, siempre es posible recuperarse y salir adelante.


La pérdida no es otra cosa que un cambio,
y el cambio es el deleite de la naturaleza.
Marco  Aurelio

Sufrir por anticipado

El temor a la perdida es una forma innecesaria de angustiarse por adelantado. Lo que importa, al final de cuentas, es el aquí y el ahora: son los únicos momentos que realmente tenemos para vivir y disfrutar de quien esta con nosotros, de las cosas que tenemos. No podemos andar por la vida temiendo a la perdida.

Mirándolo desde otra perspectiva, el temor a la perdida puede ser algo constructivo. Así como el dolor físico nos avisa que hay algo mal en nuestro organismo, y que debemos repararlo, el miedo a perder algo que tenemos puede ser una llamada de atención para que hagamos lo razonablemente posible para conservarlo, siempre que sea posible.

De este modo, si hay peligro real de perdida, debemos luchar por que esto no suceda: si sabemos que estamos a punto de perder el empleo, tenemos dos alternativas: comenzar  a buscar otro mejor, o bien esforzarnos mas en el que ya tenemos para hacer méritos. Si nuestra relación esta al borde del desastre, siempre hay tiempo para pedir perdón, revisar nuestras actitudes y enderezar el rumbo. si algo amenaza con hacernos perder nuestra salud, debemos desarrollar hábitos saludables, alejar nuestra vida aquellos que nos hace daño. Transformar ese temor en acciones positivas puede evitar que suceda lo que tenemos.

A veces, la perdida puede ser inminente; en vez de paralizarnos de terror, debemos comenzar a aceptarla, prepararnos en la mejor forma posible, quizás hacer algunos planes para enfrentar el cambio y sobre lo que vamos a hacer cuando esa perdida realmente suceda.

La perdida debe evitarse, pero si esto no es posible, entonces tenemos que enfrentarla. De hecho, lo hacemos naturalmente. Nuestro cerebro, atento a nuestro bienestar, tiene sus propios recursos de auto protección.

El temor a la perdida

Le tememos desde que somos pequeños. El bebe llora cuando su madre se aleja, por que sabe por instinto que de ella depende su supervivencia. Si comparamos ese nuevo aparato de televisión o un auto flamante, nos da miedo que nos lo roben. Si obtenemos el empleo que tanto habíamos buscado, temblamos ante la sola idea de que nos despidan.

Este temor a perder es una gran fuente de estrés. Es lo que se llama "perdida anticipada", cuando nos invade el pánico o cuando menos la preocupación de que podamos perder algo que nos es muy preciado. Mal manejado, este temor puede convertirse en tacañeria y avaricia si tememos perder nuestras riquezas, en celos patológicos si no soportamos la idea de perder a cierta persona, de represión, posesividad o sobreproteccion si estamos temerosos de que nuestros hijos se vayan.

La perdida anticipada se da también cuando sabemos que esa perdida va a suceder inevitablemente, por ejemplo, cuando se inicia un proceso de divorcio, o cuando alguien amado es diagnosticado con una enfermedad terminal. En estos casos, comienza a llorar la perdida antes de que esta realmente suceda, y eso aumenta los niveles de dolor. En el caso de la persona enferma, nos roba ademas los preciosos momentos que pudiésemos tener con ella antes de que se vaya.

El temor a la perdida lleva consigo también otros temores:

El temor al fracaso

El sentimiento es bastante común sobre todo en casos de divorcio o de bancarrota, o cuando se pierde el empleo o la posición social. Sentimos que hemos sido derrotados, que no servimos. Esto pega directo en la autoestima y hace aun mas grande el miedo que tenemos a esa perdida en particular.

El temor al ridículo

Tenemos la necesidad básica de que nos respeten, de conservar nuestra dignidad. No es agradable que un cónyuge nos deje, o que perdamos un empleo por haber cometido un error tonto. Nos hace perder fachada ante los demás. Sentimos que quedamos en ridículo y eso, no lo podemos soportar.

El temor al rechazo

Todos queremos ser aceptados y queridos. La necesidad de reconocimiento es algo tan fuerte que hay gente que llega a suicidarse antes que enfrentar un escándalo o reconocer ante quienes le rodean que ha perdido todo lo que tiene en un negocio arriesgado. Perder un empleo, o a un cónyuge por un divorcio, o perder los amigos, es una señal de rechazo y si somos lo bastante inseguros de nosotros mismos, la sola idea de ser rechazados hace que la perdida anticipada sea mas dolorosa.

Es por cierto este temor al rechazo el que hace por ejemplo, que los adolescentes pierdan su salud cuando prueban una droga por que su grupo de amigos los presiona para que lo hagan; esta en la muchacha que da a un novio irresponsable la "prueba de amor" que la hace perder su virginidad, su orgullo y, en casi de embarazo no deseado, su salud e incluso hasta su vida, por el temor anticipado de que, si no lo hace, el la dejara, es decir, la rechazara.

La gente puede hacer las cosas mas increíbles motivada por este temor al rechazo y, mas veces que no, el  resultado de esto es una perdida de sus propios valores, de su identidad, de su autoestima.

El temor al abandono

Este temor forma parte de nuestro bagaje de supervivencia. Si somos abandonados en nuestra mas tierna edad, es seguro que moriremos. A medida que crecemos y comenzamos  a depender de nosotros mismos, ese antiguo temor a que nos dejen se arraiga en lo profundo de nuestro ser y, para mucha gente, es una causa primordial de preocupación en una relación.

Pero hay mas. La muerte es el abandono fina, definitivo, inalterable, irrecuperable, irremediable. Algunas investigaciones recientes señalan que las mayoría de las personas tienen miedo de morir, seguido solo del temor a que se mueran los padres o la pareja.

La propia muerte es el temor a lo desconocido. La de nuestros seres mas queridos, un temor no superado al abandono.

Estos auténticos dragones que se ocultan detrás del temor a la perdida anticipada suelen mezclarse: el rechazo puede implicar también abandono, ridículo y fracaso, y así hasta el infinito.